domingo, 24 de julio de 2022

ROBERTO BOLAÑO

(1953-2003)




LA BELLEZA DE PENSAR






Roberto Bolaño fue un escritor y poeta chileno que falleció a los 50 años, en Barcelona, en el mejor momento de su creatividad. Considerado como un escritor infrarrealista, publicó más de veinte libros.  Los Detectives Malditos, La Pista de Hielo,  y Estrella Distante son títulos destacados de su obra, entre otros. Fue un notable poeta. Aquí es entrevistado por Cristián Warnken, en el año de 1999, en el marco de la Feria Internacional del Libro, celebrada en Chile.





jueves, 21 de julio de 2022

 POESÍA SOBRE EL ACOSO ESCOLAR




NADIE VIO NADA







Esta poesía titulada Nadie vio Nada fue escrita por un niño de 12 años. Encierra el drama del acoso escolar o el llamado bullyng. (AEPAE Asociación Española para la Prevención del Acoso
 Escolar).





miércoles, 20 de julio de 2022

CARTA DE CRISTINA FERNÁNDEZ DE KICHNER




"DE LA CORTE EJEMPLAR

 A LA CORTE DE LOS CUATRO: 

BREVE CRÓNICA DE LA DECADENCIA".






Cristina Fernández de Kichner, analiza el estado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, ahora al servicio de los oscuros intereses del macrismo. En este video, Cristina lee  la carta que escribió sobre el tema. Como se conoce, el macrismo utilizó el aparato judicial para perseguirla. La Corte continúa manejada por cuatro testaferros de Mauricio Macri que continúan abiertamente protegiéndolo de sus actos delictivos.





MUERE A LOS 100 AÑOS EL EXPRESIDENTE



ECHEVERRÍA

 SE FUE IMPUNE





Luis Echeverría Alvarez, presidente de México de 1970 a 1976, falleció a los 100 años de edad, en su casa de Cuernavaca, el pasado viernes 8 de julio de 2022. Fue un terrorista de Estado que se fue impune de su historia negra de represión y violencia, como ha sucedido con muchos políticos. Echeverría, autor de las represiones del 2 de octubre de 1968 y del llamado Halconazo del 10 de junio de 1971, al parecer, vivió en paz y sin remordmiento. Fue promotor de la Guerra Sucia, exterminio de luchadores sociales inconformes por el estado de cosas. Golpeador de la libertad de expresión. Maquinó para expulsar de la dirección de Excélsior a Julio Scherer García. Vivió en solitario, abandonado por su familia, pero impune de sus atrocidades que registra la historia reciente.



Al represor Luis Echeverría Álvarez le gustaba reir a carcajadas. Una ocasión, en una comida en Playita de Jaltemba, en Nayarit, le vi devorar con rapidez la comida. Me dio la impresión que se iba a tragar también el cubierto. Después de terminar el banquete, reía a carcajada abierta. Ahora, al tiempo, pienso que así se tragó al país y así se rió de sus crímenes. Fue un enemigo de la libertad y de la democracia. Impune, como otros tanto políticos. Ejemplos sobran: Salinas, Zedillo, Calderón y Peña Nieto, entre otros miles.





 

sábado, 2 de julio de 2022

 MIGUEL ETCHECOLATZ, GENOCIDA




A LA MUERTE DE UN CRIMINAL, 

EN ARGENTINA




Mariana Dopazo, ex hija de Miguel Etchecolatz (ex hija porque renunció a serlo) escribió:
"Crear una vida propia, a las sombras de mi progenitor, uno de los genocidas más siniestros de nuestra historia, fue muy difícil. Siempre rodeados de armas, acompañados de custodia policial y metidos en una burbuja. Mi vieja hacía lo que podía, amenazada frecuentemente por él: “Si te vas, te pego un tiro a vos y a los chicos”. De hecho, mi recuerdo más crudo de la infancia da cuenta del sufrimiento permanente: cada vez que él volvía de la Jefatura de Policía de La Plata, nos encerrábamos a rezar en el armario con mi hermano Juan, para pedir que se muriera en el viaje. Sí, eso sentíamos, todos los días de nuestras vidas.
Crecí entre situaciones traumáticas, en plena soledad, porque vivir con Etchecolatz significaba no tener paz, hacer lo que decía y acostumbrarse al miedo de abrir la boca, porque podría venirse la respuesta más terrible. Aun así, desde chiquita fui bastante rebelde, tanto que mi familia me apodó “estrellita roja”. Lo desobedecía, sí, tanto como era posible. Y a ese ritmo, se repetían sus golpes. Era cruel, castigaba muy fuerte y después se preocupaba: "Mirá lo que me hacés hacerte", decía. Cuando oía sus pasos, sentía el perfume del terror. Y sí, haber convivido con un genocida me permitió conocer su esencia, su faz más verdadera.
Siempre fue narcisista, una persona sin bondad, impenetrable, que nunca dio lugar para que sus hijos pudieran preguntar. Nunca nos explicó nada. Hay asesinos que le han contado algo a su círculo íntimo, pero Etchecolatz no. Y es un contrapunto interesante: no habló con su familia ni frente a la Justicia, sosteniendo un doble silencio. O sea, corporizó lo más terrible en todo momento, sin importarle jamás el otro y convirtiéndose en el símbolo más cruento del aparato represivo.
Cuando el Juzgado de Familia autorizó a deshacerme del apellido teñido de sangre, en 2016, para suplantarlo por el de mi abuelo materno, creí que había terminado una etapa. Sin embargo, la intención de beneficiar a los genocidas con el 2x1 me angustió y me impulsó a marchar por primera vez. Sentí que la Justicia había dejado de ser justa en materia de crímenes de lesa humanidad y empezaba a desampararnos. Pero incluso podía ser peor… Días atrás, mientras visitaba a mi familia me enteré que ahora tendrá el privilegio de irse a su casa. “Es imposible que le den la domiciliaria”, me aseguraba mi mamá, para tranquilizarme. Hasta que nos llamaron para avisarnos. Todo se convirtió en silencio. No pude pensar, ni hablar más. Así estuve la noche entera, tratando de salir de la oscuridad.
Ante semejante noticia, no puedo imaginarme lo que sentirán quienes lo sufrieron y menos todavía quienes deberán convivir con él, en el mismo barrio marplatense. Sólo dos tipos de personas conocen verdaderamente a un sujeto como él: sus víctimas y sus hijos. Por eso, a mí que no me lo vengan a contar. Nadie puede venderme el discurso de la reconciliación, ni el cuento del viejito enfermo que merece irse a su casa. Quienes conocemos su mirada, sabemos de qué se trata. Hay centenares de genocidas con prisión domiciliaria, pero él nos hierve la sangre porque representa lo peor de esa época, tras haber sido la cabeza de 21 centros clandestinos y no haberse arrepentido ni un centímetro de sus acciones, fiel e incondicional a las mentes que planificaron ideológicamente la masacre.
Justo y reparador sería que Miguel Osvaldo Etchecolatz estuviera para siempre en una cárcel común, hasta el final de sus días. Pues las marcas en el cuerpo, las marcas en la memoria, las marcas del espanto, las marcas del no saber, no se borran nunca, pero nunca más... Como sociedad, debemos luchar para que vuelvan atrás con esta decisión inadmisible y, aún en el sufrimiento, celebro que sigamos saliendo a la calle, aunque nos lo quieran prohibir. A mis 47 años, jamás creí que sufriríamos tal retroceso, pero la fortaleza popular es enorme y debe seguir creciendo hasta meter a cada una de las bestias tras las rejas.
No se tranza con el dolor, ni se silencia el horror.
Tenía nueve condenas por secuestros, torturas y crímenes de lesa humanidad contra al menos 84 personas. Detenido en una cárcel común hoy murió y se lleva con el la verdad de cientos de desaparcecidos."




Miguel Etchecolatz, uno de los represores más sanguinarios de la última dictadura militar en Argentina, falleció hoy sábado 2 de julio. Fue condenado a cadena perpetua, sentencia que
cumplía en una cárcel común de Buenos Aires.