Renato Leduc, la Solidaridad


Letra de Renato Leduc

Yo vivo de lo poco que aún me queda de usted, su perfume, su acento, una lágrima suya que mitigó mi sed.

Vivo de una sonrisa que usted nunca supo cuándo me donó.

                                                                                                     Renato Leduc

Renato Leduc fue uno de los periodistas y escritores mexicanos más importantes del siglo XX. Nació el 16 de noviembre de 1897, en Tlalpan, hoy parte de la ciudad de México. Su juventud fue marcada por la Revolución Mexicana. Se desempeñó como telegrafista de la División del Norte, al lado de Francisco Villa.
Fue caminante de las calles del mundo. Utilizó todos los transportes. Ya viejo y cansado, contadas ocasiones le escuché articular una mala palabra, aunque tenía fama de mal hablado. Comisionado por la Secretaría de Hacienda trabajó en París por 10 años y allí le tocó la segunda guerra mundial. Tuvo suerte con las mujeres: La inglesa Leonora Carrington, pintora surrealista, hoy de fama universal, fue su esposa. La estrella mexicana María Félix le propuso matrimonio y él se negó respondiendo que quería seguir llamándose señor Leduc, y no señor Félix. En la ciudad de México, en el centro de un jardín, el presidente López Portillo develó un busto en su honor. Renato Leduc, presente. Después me dijo que los monumentos sólo sirven para que las palomas los ensucien.
                            

                            NUESTRO ENCUENTRO
Era la época del boato del presidente López Portillo. Yo asistí a un concierto en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México. El programa, música de Stravinsky. En el intermedio subí al primer piso rumbo a los palcos oficiales, quería saludar al licenciado Juan José Bremer, director del Instituto Nacional de Bellas Artes. No lo encontré, pero entre personas que conversaban, reconocí una que había visto en fotografías: Era Renato Leduc que hablaba con un hombre y una mujer, jóvenes, que después amablemente me presentó. Eran sus hijos. Esa noche me dijo que no le agradaba la música clásica y la ópera. No así la música contemporánea. Desde ese primer encuentro iniciamos una bella amistad que se prolongó hasta su muerte. Me recibía con los brazos abiertos en su casa de Mónico Neck 23 de la ciudad de México, allí nuestras pláticas, sus consejos a un joven periodista, su afecto de un colega viejo a un colega joven. Después, la distancia nos separó. El, en la ciudad de México, yo, en la ciudad de Guadalajara. La última vez que le vi, fue aquí, bebimos un par de tequilas y nos abrazamos para no volvernos a ver más. Qué tristeza.
Renato escribió en muchas publicaciones. Principalmente en Excélsior, Ovaciones y la revista Siempre!
Y lenta, suavemente, al través de los años, el también extraordinario poeta, fue tejiendo su leyenda de bohemio. Las cantinas y los toros también formaron parte de su vida. 


Soneto del tiempo


Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.
Aquel amor a quien amé a destiempo
martirizóme tanto y tanto tiempo
que no sentí jamás correr el tiempo
tan acremente como en ese tiempo.
Amar queriendo como en otro tiempo
-ignoraba yo aún que el tiempo es oro-
cuánto tiempo perdí -¡ay!- cuánto tiempo.
Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo...

El Soneto del Tiempo  se hizo famoso cuando fue letra de una canción que alcanzó gran popularidad. Para los críticos, la obra más importante de Renato Leduc, no es la periodística, sino la literaria. Escribió libros: El Aula, 1929; Unos cuantos sonetos, 1932; Algunos Poemas deliberadamente románticos, 1933; Breve glosa del libro del Buen Amor,1939; Versos y Poemas, 1940; Desde París, 1942; Fabulillas de animales, niños, y espantos, 1957; Catorce Poemas burocráticos y un corrido reaccionario, 1962; Prometeo, La Odisea, la Eclidiana,1968. Parte de esta obra es erótica.

SU CASA, MÁS QUE MODESTA
Recuerdo la sala de su casa, más que modesta. En la pared un solo cuadro, en óleo una figura serpenteada de un hombre, regalo de mi querido y bien recordado amigo el pintor jaliscience Gabriel Flores. Hasta sus últimos días Renato Leduc fue un periodista honrado, vivía  de la escritura, de sus artículos que le pagaban los dueños de los periódicos, y que con él, ganaban en prestigio. 
Murió pobre, se fue al cielo el primero de octubre de 1986.
Renato nos ha dejado un invaluable testimonio de vida en sus incontables protestas en los periódicos en contra de los actos injustos y atrabiliarios del Estado mexicano.
Hoy recordamos su sencillez que siempre reflejó su grandeza, y esa solidaridad inolvidable con las mejores causas de los que tienen menos.
Esas, sí, virtudes de los hombres verdaderos.

Leonora Carrington, joven
María Felix


Mi amigo Renato Leduc