LOS AULLIDOS
Los asuntos de Venezuela deben ser vistos y resueltos estrictamente por los venezolanos. Si bien es cierto que en una democracia debe existir la división de poderes, no se ve bien que el Tribunal Superior de Justicia asuma las competencias del Parlamento de mayoría opositora. Todo tiene un origen: El reiterado desacato del Parlamento a las sentencias del Tribunal. Sin embargo, desde hace muchos años el izquierdismo del desaparecido presidente Hugo Chávez ha sido blanco de los embates del imperio que ha utilizado a las clases pudientes del país para boicotear su política popular y la continuación de la misma con Nicolás Maduro. Esa guerra de difamación auspiciada por el imperio ha encontrado en los mandatarios latinoamericanos, -a excepción de Bolivia-, un coro favorable que llega al aullido en la descarada intromisión en los asuntos internos de Venezuela. Aullido, aullidos que se extienden como eco de la intolerancia por todo el mundo utilizando a los medios masivos de comunicación, con agresivas declaraciones en contra de la corriente chavista que controla el país. En política, un día un grupo obtiene el poder y años más tarde lo pierde. Si el pueblo venezolano ya no quiere saber más del chavismo, que venga el cambio. Si no es así, que sostenga al gobierno emanado de la Revolución Bolivarina. Que los problemas de Venezuela se arreglen mediante el diálogo entre venezolanos sin intervención del imperio y su manada de mascotas. Al imperio, al fin de cuentas, no le importa el pueblo venezolano, le importa la riqueza petrolera de Venezuela, hermoso país al que queremos y respetamos.
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