MI RECUERDO DEL CANTANTE ARGENTINO

ATAHUALPA YUPANQUI 

Y LA IRA

Fue en 1977. Me encontré con mi amigo el violinista José Borisonik, quien esa mañana me había invitado a acompañarle a saludar a su amigo y compatriota Atahualpa Yupanqui. En la noche de ese recordado día, el cantautor ofrecería un concierto en el Teatro Degollado, el recinto cultural más importante de Guadalajara, México. Llegamos al Teatro y José Borisonik me presentó como su amigo. Nos instalamos en un camerino, José y Atahualpa cambiaron impresiones de algunos pasajes de la azarosa vida de Miguel Ángel Estrella, el pianista torturado por dos dictaduras militares, perseguido y acorralado, primero en Argentina, y después encarcelado en Uruguay. En un acto de bestialidad, los gorilas militares uruguayos, a punta de golpes le quebraron las dos manos. Intervine en la conversación. Condené a las dictaduras. Atahualpa habló de lo feliz que estaba ya que había cantado ante la presencia del Primer Ministro de Israel. Me preguntó a qué me dedicaba. Le respondí que era periodista. Repentinamente se  levantó de  su silla y en tono de enojo y altanería, con ira en la palabra, me dijo que no continuaría hablando porque yo no me había identificado como periodista. La verdad es que no me interesaba entrevistarlo y allí estaba por la invitación de mi amigo el violinista José Borisonik. Me despedí y días después, en un artículo le respondí respecto a su ira y su mal actuar. Ya en la salida del Teatro, José Borisonik me dijo que Atahualpa no tenía razón de su enojo. Al paso del tiempo, agradezco el aprecio y la amistad que siempre me tuvo José. Nos dirigimos a un café y me mostró algunas de las cartas que le había contestado Miguel Ángel Estrella. Han pasado muchos años. Hoy es un aniversario más del nacimiento del gran cantautor Atahualpa Yupanqui. me gustan algunas canciones que escribió de la mano de su esposa, pero no he podido olvidar su comportamiento, su ira. De ser Atahualpa una persona sencilla, tal vez la fama lo cambió.