POR CLARA AMAYA
BOGOTÁ, COLOMBIA.- Muchos maestros y maestras desde el inicio del año toman conciencia del papel que desempeñan en la vida de los educandos; en esta ocasión quiero referirme a estas personas de quienes he recibido, con su ejemplo práctico, la enseñanza: “la comisión de evaluación y de promoción es un pretexto para poder hacer reflexiones sobre nuestro desempeño así como el de los niños, niñas y jóvenes que en un momento determinado asistimos”; por lo tanto hay que tener muy presente que el año escolar es un tiempo en donde a cada momento el profesional puede aprovechar lo que ha aprendido en relación con metodologías propias al área que le compete y desde luego para que se le preste atención a la edad de sus estudiantes, a la etapa de desarrollo que atraviesa cada uno(a) de los que se tiene a cargo de manera que sea todo un adalid asertivo en su labor pedagógica; cabe anotar que es aquí en donde cohabita la importancia de la reorganización escolar por ciclos. Una idea es que los profesores logremos agenciar los propósitos de la evaluación institucional de los estudiantes en conformidad con el decreto 1290 de abril 16 de 2009 según señala el Artículo 3 y dirigiendo su atención al desarrollo del proceso formativo como Derechos del estudiante según versa el Artículo 12; la otra idea es que los estudiantes alcancen siempre exitosos resultados por lo menos como reza el polémico decreto 230/2002… garantizar un mínimo de promoción del 95% de los educandos que finalicen el año escolar en cada uno de los grados… lo cual también se puede interpretar como el desafío moral y profesional que parte al asumir el trabajo con Amor Responsable o Amor Exigente, teorías que en parte surgen de las bases de la Pedagogía del Amor, distinto al llamado Amor Permisivo. Aquí el experto docente hace uso de su doctrina, aquella que ejerce, que también puede verse como la oportunidad en el aula de clase, sitio exacto en el que se va conformando la Calidad Educativa cuando cada uno de nosotros en el día a día practica la Autonomía del Docente o de Cátedra, ahí justo en ese momento es cuando estamos a solas con nuestros educandos construyendo y trascendiendo
La experiencia me ha inspirado para afirmarme en el gran desafío:“Si YO trabajo con SERES HUMANOS lo básico es que a pesar de cualquier dificultad que surja en determinado momento, pueda influir como educadora para ser la guía que le permita a ese SUJETO que asumo para dirigirlo hacia adelante”; en este punto necesito reiterar que los pedagogos somos los facultados para liderar este recorrido y es por ello precisamente que nos llaman MAESTRO o MAESTRA; en esta relación nosotros también poseemos las herramientas y los recursos metodológicos al servicio de los niños, niñas y jóvenes para que ellos y ellas puedan adquirir los conocimientos, habilidades y actitudes esenciales durante el periodo académico que nos incumbe. Cabe resaltar que estoy de acuerdo con los y las maestras que aseguran que a nadie se le debe regalar ni una nota dentro del proceso escolar, además reconozco que en algunas ocasiones me dejo contagiar por posturas cómodas en donde culpo al otro, aunque desde luego no se trata de culpar a nadie sino que en conexión con mi labor siento que es a mí a la que me corresponde estar en cabeza de manera RESPONSABLE de lo aquí planteado.
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