Georges Sebastian, la Generosidad

Letra de Georges Sebastian





 Generosidad, sólo generosidad conocí de Georges Sebastian, el legendario director de orquesta húngaro. Y cómo me encantaba escuchar, emocionado, de su voz narrar los grandes acontecimientos de su vida.
De adolescente, mis discos entrañables con música de Richard Wagner, fueron con orquestas dirigidas por Georges Sebastian. En otros acetatos acompañaba a la legendaria soprano noruega Kirsten Flagstad. 

LA LLEGADA
Bajo el patrocinio de Carmen Romano de López Portillo, Georges Sebastian llegó a nuestro país. Sería el  director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de México. El Palacio de Bellas Artes, su nueva casa. Y había que presentarlo en una gira nacional que iniciaría en Guadalajara.

NUESTRO ENCUENTRO
Aquí, yo lo esperaba. Cuando nos vimos por primera vez hubo una identificación plena, pareció que nos conocíamos de toda la vida. Este día que retengo en mi memoria, es uno de los mejores de mi existencia: Convivir, en una tarde lluviosa, con  él y con su esposa, y más tarde, partir a su misión, acompañándolo al Teatro Degollado. 

EL CONCIERTO
En el teatro, antes de entrar a su camerino, Georges me dijo: "Te quedas con mi esposa, después nos llevarás a cenar".
Pocas ocasiones en mi existencia mi alma se emocionó tanto. En primera fila, su esposa y yo. Allá arriba, la Orquesta Sinfónica Nacional de México dirigida por Georges Sebastian. Fue un estremecedor programa wagneriano. Cuando inició la obertura de los Maestros Cantores de Nuremberg, me fui al cielo. Cuando el Preludio y Muerte de Amor de Tristán e Isolda, volé más allá de la luna. Fue la belleza. La belleza plena.


LA CENA
Terminado el concierto, muy contento me dijo: "Escoge el resturant". Georges, su esposa francesa y yo, llegamos a La Copa de Leche, un elegante lugar que ya no existe.
Sebastian en la cabecera de la mesa, su esposa a la derecha, yo a la izquierda. Después llegó un grupo de cinco personas, funcionarios e integrante de la orquesta. Sebastian me preguntó: "¿Qué vas  a cenar?". Dudé, respondí lo primero que se me ocurrió: spaghetti a la boloñesa. El dijo: "Yo también", y su esposa respondió lo mismo. Yo, feliz, le recordé a la orquesta de sus amores: La RIAS, y entonces desaparecieron todos de la mesa, sólo Georges y yo quedamos conversando. Así fue siempre.


PARÍS
El momento estelar de Georges Sebastian fue el 19 de diciembre de 1958. Desde Aristóteles Onassis, Brigitte Bardot y Alain Delon, hasta el presidente de Francia, René Coty, asistieron al evento que para muchos fue del siglo: El debut de Maria Callas en París, la soprano dramática más importante de la segunda mitad del siglo XX. Los ojos de allá estaban atentos a lo que acontecería en el Teatro Nacional de la Opera, el más bello. Por primera vez se televisó un evento a toda Europa. Maria Callas, la Diva Divina, la Orquesta Nacional de Francia y los coros, bajo la dirección de Georges Sebastian. París fue para él la ciudad de sus glorias. El Teatro de la Opera Cómica y el Teatro Nacional de la Opera, sus verdaderas casas.

RUSIA
Georges, de 1931 a 1937, vivió en la Unión Soviética. Dirigió a la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú. En la capital de Rusia dirigió la obra orquestal completa de Chaikovski. Al terminar el último concierto, -seguramente emocionado-, José Stalin se presentó en el camerino de Sebastian y le invitó a cenar con champán del Cáucaso. Me imagino observar a los dos, entre la guardia personal del dictador. 

LEONTYNE PRICE
Cómo no recordar el debut en París de Leontyne Price. Inigualable, cantó Aída bajo la batuta de Georges Sebastian, en el Teatro Nacional de la Opera.

ENTRE DIRECTORES
Una tarde, Sebastian que conocía mi amistad con Kenneth Klein, director de la Orquesta Sinfónica de Guadalajara, me dijo: "Dile a tu amigo que cuándo me invita a dirigir su orquesta". Se lo comenté a Kenneth. Nunca llegó el dia.                                    

BRAZOS GENEROSOS
Georges y su esposa francesa siempre me recibieron con los brazos abiertos en la ciudad de México. El, verdadero amigo, se interesó por mis actividades. Un día, sin amargura, me comentó que estaba próximo a irse del país. Le vi cansado, muy cansado. Cuando platicábamos más de media hora, uno de sus párpados se iba cayendo lentamente, también uno de sus brazos, no lo podía evitar. Todo tiene un tiempo en la vida. El último día que le visité, al despedirnos, le abracé y le besé su mano derecha. Se sorprendió. Y me volvió a abrazar. Pasó un mes y le busqué. Se había ido con su esposa para siempre. Sólo obtuve una dirección en Ginebra, Suiza.

AL CIELO
Georges Sebastian nació el 17 de agosto de 1903, en Budapest, Austro-Hungría, y el miércoles 12 de abril de 1989 se fue al cielo. Allá le estaban esperando, impacientes, Kirsten Flagstad y Maria Callas, muy tomadas de la mano. Georges vivió sus últimos días, cerca de París, la ciudad de sus glorias y de sus amores.

¿TENDRÉ RESPUESTA? 
Nos volveremos a encontrar, seguramente.
Y cuando ocurra, Georges me preguntará: ¿Qué hiciste en los últimos años de tu vida?  Y hoy me pregunto: ¿Tendré respuesta para mi querido y entrañable amigo?


Imagen de Kirsten Flagstad en un avión noruego.

























Maria Callas, la Diva Divina