sábado, 12 de marzo de 2011

¡Ay Mercedes, Cuánto te Queremos!




El presente texto fue escrito antes de la muerte de la cantante argentina. No le haremos modificación alguna. Queda como homenaje a una de las mujeres más destacadas de nuestra América.


Mercedes Sosa es una mujer intensa. La mejor cantante del folclor latinoamericano. Solidaria con las causas de los explotados y de los que menos tienen. Nació en San Miguel de Tucumán, Argentina, el 9 de julio de 1935. Conocerle y considerarme su amigo es uno de los grandes sucesos de mi vida.
Con sus hechos, Mercedes Sosa, "La Negra Sosa", ha ido paso a paso por los senderos del mundo, tejiendo su leyenda.




CONMOVEDORA
Su voz es emotiva, cálida, profunda y bella. Y su personalidad, arrolladora y conmovedora: Después del golpe de estado del 24 de marzo de 1976, se quedó en Argentina. La sanguinaria Junta Militar prohibió sus discos y sus presentaciones, hasta que, contraviniendo las órdenes  militares y exponiendo su vida, en un concierto en La Plata, en 1979, Mercedes fue cacheada y detenida con todo el público asistente. Después fue a exiliarse, primero en París, y después en Madrid.

NO A LA DICTADURA
En 1982, tras la fracasada Guerra de las Malvinas, y los militares en huída que tuvieron que traspasar el poder a los civiles, Mercedes regresó  a Argentina y realizó una serie de conciertos en el Teatro Opera de Buenos Aires. Fueron eventos apoteósicos, convertidos en un no a la dictadura militar.

GIRAS MEMORABLES
Sus giras mundiales han sido memorables: En el Carnegie Hall de Nueva York recibió una ovación de quince minutos. En Europa, en América Latina, a teatro lleno sus presentaciones. En Guadalajara su presencia iluminó el Teatro Degollado. Fue aquí donde nos conocimos, en la década de los 80.
Mercedes ha sido convocada para cantar con los más grandes del mundo: Pavarotti, Nana Mouskouri, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Andrea Bocelli y Sting, entre otros.

SHAKIRA
En el Festival Alas, celebrado el domingo 19 de marzo de 2008, Shakira dijo: "Y ahora tengo el inmenso honor de compartir este momento, este escenario, con la voz más grande que ha dado el folclor latinoamericano. Tengo el corazón inflamado de emoción, realmente es un sueño hecho realidad, y es un honor para mí, invitar a que esté aquí con nosotros y cante conmigo una canción, la señora, la grande, la gran Mercedes Sosa. Por favor un aplauso gigante como su corazón y su voz". Después cantaron La Maza de Silvio Rodríguez, otro grande. Qué bello fue.

                                              BESOS
¿Qué son los besos? Un contacto de labios con otro ser, una muestra de cariño, de estimación, de afecto, de hermandad, de amistad, de amor. Cuando alguien te envía un beso, o te da un beso en la mejilla, nadie, jamás, te lo podrá quitar. Es tuyo. Así las veces que nos encontramos, Mercedes Sosa besó mis mejillas, con verdadero afecto. Llevo sus besos. En mi biblioteca tengo su fotografía con la más hermosa dedicatoria que alguien me haya dado jamás. Habla Mercedes de la hermandad, de la amistad y del amor. Se describe, describe su corazón.

CANSADA
Mercedes Sosa, con 73 años de edad, está cansada, ha tenido una vida plena e intensa. A causa de una neumonía el pasado mes de abril fue hospitalizada por diez días. Pero nunca descansará, lo sabemos sus amigos del mundo. Estará activa hasta el último latido de su corazón, grande, grande.

                               AMIGA EXCEPCIONAL
Así la existencia de Mercedes Sosa, amiga excepcional, ejemplo para las nuevas generaciones de lo que debe ser una vida útil y generosa. Mercedes ha dado belleza al mundo con su canto y ha luchando al lado de su pueblo en contra de los feroces militares que sólo han alcanzado como destino el basurero de la historia.

GRACIAS A LA VIDA
¿Quién no ha escuchado Gracias a la Vida de la chilena Violeta Parra en la bella voz de Mercedes Sosa?

 
GRACIAS A LA VIDA
                   Violeta Parra

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano;
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

 

NO TE VAYAS

Si en este momento me encontrara ante sus ojos, le abrazaría, le besaría y le diría: ¡Ay Mercedes, cuánto te queremos! ¡Quédate con nosotros, no te vayas otra vez por los senderos del mundo! ¡Ay Mercedes, cuánto te queremos!



Mercedes con Cristina Fernández, Presidenta de Argentina
 
Mercedes con el Rafael Correa, Presidente de Ecuador

Con Luciano Pavarotti
Con Shakira
Mercedes en sus últimos días
Mercedes joven

Teatro Degollado, en Guadalajara, Jalisco, México


Renato Leduc, la Solidaridad

Letra de Renato Leduc

Yo vivo de lo poco que aún me queda de usted, su perfume, su acento, una lágrima suya que mitigó mi sed.

Vivo de una sonrisa que usted nunca supo cuándo me donó.

                                                                                                     Renato Leduc

Renato Leduc fue uno de los periodistas y escritores mexicanos más importantes del siglo XX. Nació el 16 de noviembre de 1897, en Tlalpan, hoy parte de la ciudad de México. Su juventud fue marcada por la Revolución Mexicana. Se desempeñó como telegrafista de la División del Norte, al lado de Francisco Villa.
Fue caminante de las calles del mundo. Utilizó todos los transportes. Ya viejo y cansado, contadas ocasiones le escuché articular una mala palabra, aunque tenía fama de mal hablado. Comisionado por la Secretaría de Hacienda trabajó en París por 10 años y allí le tocó la segunda guerra mundial. Tuvo suerte con las mujeres: La inglesa Leonora Carrington, pintora surrealista, hoy de fama universal, fue su esposa. La estrella mexicana María Félix le propuso matrimonio y él se negó respondiendo que quería seguir llamándose señor Leduc, y no señor Félix. En la ciudad de México, en el centro de un jardín, el presidente López Portillo develó un busto en su honor. Renato Leduc, presente. Después me dijo que los monumentos sólo sirven para que las palomas los ensucien.
                            

                            NUESTRO ENCUENTRO
Era la época del boato del presidente López Portillo. Yo asistí a un concierto en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México. El programa, música de Stravinsky. En el intermedio subí al primer piso rumbo a los palcos oficiales, quería saludar al licenciado Juan José Bremer, director del Instituto Nacional de Bellas Artes. No lo encontré, pero entre personas que conversaban, reconocí una que había visto en fotografías: Era Renato Leduc que hablaba con un hombre y una mujer, jóvenes, que después amablemente me presentó. Eran sus hijos. Esa noche me dijo que no le agradaba la música clásica y la ópera. No así la música contemporánea. Desde ese primer encuentro iniciamos una bella amistad que se prolongó hasta su muerte. Me recibía con los brazos abiertos en su casa de Mónico Neck 23 de la ciudad de México, allí nuestras pláticas, sus consejos a un joven periodista, su afecto de un colega viejo a un colega joven. Después, la distancia nos separó. El, en la ciudad de México, yo, en la ciudad de Guadalajara. La última vez que le vi, fue aquí, bebimos un par de tequilas y nos abrazamos para no volvernos a ver más. Qué tristeza.
Renato escribió en muchas publicaciones. Principalmente en Excélsior, Ovaciones y la revista Siempre!
Y lenta, suavemente, al través de los años, el también extraordinario poeta, fue tejiendo su leyenda de bohemio. Las cantinas y los toros también formaron parte de su vida. 


Soneto del tiempo


Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.
Aquel amor a quien amé a destiempo
martirizóme tanto y tanto tiempo
que no sentí jamás correr el tiempo
tan acremente como en ese tiempo.
Amar queriendo como en otro tiempo
-ignoraba yo aún que el tiempo es oro-
cuánto tiempo perdí -¡ay!- cuánto tiempo.
Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo...

El Soneto del Tiempo  se hizo famoso cuando fue letra de una canción que alcanzó gran popularidad. Para los críticos, la obra más importante de Renato Leduc, no es la periodística, sino la literaria. Escribió libros: El Aula, 1929; Unos cuantos sonetos, 1932; Algunos Poemas deliberadamente románticos, 1933; Breve glosa del libro del Buen Amor,1939; Versos y Poemas, 1940; Desde París, 1942; Fabulillas de animales, niños, y espantos, 1957; Catorce Poemas burocráticos y un corrido reaccionario, 1962; Prometeo, La Odisea, la Eclidiana,1968. Parte de esta obra es erótica.

SU CASA, MÁS QUE MODESTA
Recuerdo la sala de su casa, más que modesta. En la pared un solo cuadro, en óleo una figura serpenteada de un hombre, regalo de mi querido y bien recordado amigo el pintor jaliscience Gabriel Flores. Hasta sus últimos días Renato Leduc fue un periodista honrado, vivía  de la escritura, de sus artículos que le pagaban los dueños de los periódicos, y que con él, ganaban en prestigio. 
Murió pobre, se fue al cielo el primero de octubre de 1986.
Renato nos ha dejado un invaluable testimonio de vida en sus incontables protestas en los periódicos en contra de los actos injustos y atrabiliarios del Estado mexicano.
Hoy recordamos su sencillez que siempre reflejó su grandeza, y esa solidaridad inolvidable con las mejores causas de los que tienen menos.
Esas, sí, virtudes de los hombres verdaderos.

Leonora Carrington, joven
María Felix


Mi amigo Renato Leduc



Georges Sebastian, la Generosidad

Sebastian, 1949, París. Fotografía de la Revista LIFE.


Letra de Georges Sebastian




 Generosidad, sólo generosidad conocí de Georges Sebastian, el legendario director de orquesta húngaro. Y cómo me encantaba escuchar, emocionado, de su voz narrar los grandes acontecimientos de su vida.
De adolescente, mis discos entrañables con música de Richard Wagner, fueron con orquestas dirigidas por Georges Sebastian. En otros acetatos acompañaba a la legendaria soprano noruega Kirsten Flagstad. 

LA LLEGADA
Bajo el patrocinio de Carmen Romano de López Portillo, Georges Sebastian llegó a nuestro país. Sería el  director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de México. El Palacio de Bellas Artes, su nueva casa. Y había que presentarlo en una gira nacional que iniciaría en Guadalajara.

NUESTRO ENCUENTRO
Aquí, yo lo esperaba. Cuando nos vimos por primera vez hubo una identificación plena, pareció que nos conocíamos de toda la vida. Este día que retengo en mi memoria, es uno de los mejores de mi existencia: Convivir, en una tarde lluviosa, con  él y con su esposa, y más tarde, partir a su misión, acompañándolo al Teatro Degollado. 

EL CONCIERTO
En el teatro, antes de entrar a su camerino, Georges me dijo: "Te quedas con mi esposa, después nos llevarás a cenar".
Pocas ocasiones en mi existencia mi alma se emocionó tanto. En primera fila, su esposa y yo. Allá arriba, la Orquesta Sinfónica Nacional de México dirigida por Georges Sebastian. Fue un estremecedor programa wagneriano. Cuando inició la obertura de los Maestros Cantores de Nuremberg, me fui al cielo. Cuando el Preludio y Muerte de Amor de Tristán e Isolda, volé más allá de la luna. Fue la belleza. La belleza plena.


LA CENA
Terminado el concierto, muy contento me dijo: "Escoge el resturant". Georges, su esposa francesa y yo, llegamos a La Copa de Leche, un elegante lugar que ya no existe.
Sebastian en la cabecera de la mesa, su esposa a la derecha, yo a la izquierda. Después llegó un grupo de cinco personas, funcionarios e integrante de la orquesta. Sebastian me preguntó: "¿Qué vas  a cenar?". Dudé, respondí lo primero que se me ocurrió: spaghetti a la boloñesa. El dijo: "Yo también", y su esposa respondió lo mismo. Yo, feliz, le recordé a la orquesta de sus amores: La RIAS, y entonces desaparecieron todos de la mesa, sólo Georges y yo quedamos conversando. Así fue siempre.


PARÍS
El momento estelar de Georges Sebastian fue el 19 de diciembre de 1958. Desde Aristóteles Onassis, Brigitte Bardot y Alain Delon, hasta el presidente de Francia, René Coty, asistieron al evento que para muchos fue del siglo: El debut de Maria Callas en París, la soprano dramática más importante de la segunda mitad del siglo XX. Los ojos de allá estaban atentos a lo que acontecería en el Teatro Nacional de la Opera, el más bello. Por primera vez se televisó un evento a toda Europa. Maria Callas, la Diva Divina, la Orquesta Nacional de Francia y los coros, bajo la dirección de Georges Sebastian. París fue para él la ciudad de sus glorias. El Teatro de la Opera Cómica y el Teatro Nacional de la Opera, sus verdaderas casas.

RUSIA
Georges, de 1931 a 1937, vivió en la Unión Soviética. Dirigió a la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú. En la capital de Rusia dirigió la obra orquestal completa de Chaikovski. Al terminar el último concierto, -seguramente emocionado-, José Stalin se presentó en el camerino de Sebastian y le invitó a cenar con champán del Cáucaso. Me imagino observar a los dos, entre la guardia personal del dictador. 

LEONTYNE PRICE
Cómo no recordar el debut en París de Leontyne Price. Inigualable, cantó Aída bajo la batuta de Georges Sebastian, en el Teatro Nacional de la Opera.

ENTRE DIRECTORES
Una tarde, Sebastian que conocía mi amistad con Kenneth Klein, director de la Orquesta Sinfónica de Guadalajara, me dijo: "Dile a tu amigo que cuándo me invita a dirigir su orquesta". Se lo comenté a Kenneth. Nunca llegó el dia.                                    

BRAZOS GENEROSOS
Georges y su esposa francesa siempre me recibieron con los brazos abiertos en la ciudad de México. El, verdadero amigo, se interesó por mis actividades. Un día, sin amargura, me comentó que estaba próximo a irse del país. Le vi cansado, muy cansado. Cuando platicábamos más de media hora, uno de sus párpados se iba cayendo lentamente, también uno de sus brazos, no lo podía evitar. Todo tiene un tiempo en la vida. El último día que le visité, al despedirnos, le abracé y le besé su mano derecha. Se sorprendió. Y me volvió a abrazar. Pasó un mes y le busqué. Se había ido con su esposa para siempre. Sólo obtuve una dirección en Ginebra, Suiza.

AL CIELO
Georges Sebastian nació el 17 de agosto de 1903, en Budapest, Austro-Hungría, y el miércoles 12 de abril de 1989 se fue al cielo. Allá le estaban esperando, impacientes, Kirsten Flagstad y Maria Callas, muy tomadas de la mano. Georges vivió sus últimos días, cerca de París, la ciudad de sus glorias y de sus amores.

¿TENDRÉ RESPUESTA? 
Nos volveremos a encontrar, seguramente.
Y cuando ocurra, Georges me preguntará: ¿Qué hiciste en los últimos años de tu vida?  Y hoy me pregunto: ¿Tendré respuesta para mi querido y entrañable amigo?


Imagen de Kirsten Flagstad en un avión noruego.

























Maria Callas, la Diva Divina

 

Kenneth Klein y la Orquesta Sinfónica de Londres


Kenneth Klein. Foto Christian Steiner.




Carta de Kenneth Klein
A Kenneth Klein y a mí nos unió en amistad y para siempre un suceso desagradable: Su salida como director titular de la Orquesta Sinfónica de Guadalajara. La alta burocracia gubernamental, sin explicación coherente, decidió quitarlo. Cosas de México. Por ejemplo, si el gobernador en turno tiene la ocurrencia de que su chofer sea el secretario de cultura, así será.
Después, fui a visitar a Kenneth, yo estaba molesto por lo sucedido. Le escuché. Tranquilo me dijo: "Me voy, ya no me quieren".
En aquel tiempo, 1978, yo era jefe de la sección cultural del desaparecido semanario La Opinón. Llegó mi respuesta: Cinco semanas a plana entera acusé de atrabiliarias a las autoridades que manejaban la pervertida política cultural del estado. Nada pasó, la decisión estaba tomada. Y así fue.
Y nada contó: Por invitación del célebre compositor mexicano Carlos Chávez, quien lo había visto dirigir a la Orquesta Sinfónica de los Angeles, Kenneth Klein había llegado, en 1967, a la capital de Jalisco para hacerse cargo de la dirección titular de la Orquesta Sinfónica de Guadalajara. Sustituyó al bien recordado y querido Eduardo Mata que a sus 23 años ya volaba alto, muy alto. Kenneth dejó Estados Unidos, trabajó con los músicos, sus repertorios fueron de vanguardia, y también, principalmente, de difusión de la música mexicana. Cuando actuaba de director invitado, riguroso, incluía  lo nuestro. Fue un embajador musical de México por todo el mundo. Sin embargo, su salida le ayudó a proyectarse internacionalmente.
Antes de partir, me invitó a su casa del Fraccionamiento Monraz, me dio las gracias por mis artículos, me dijo que siempre los llevaría en el corazón. Me esperaba con una botella de cognac Bisquit, nos fuimos a un rincón del estudio, arriba de nosotros, en la pared, una fotografía del chelista español Pablo Casals, su entrañable amigo, y allí de copa en copa, vaciamos la botella. Recorrimos nuestros años de amistad. El sabía que un periodista honrado no ganaba lo suficiente. Se iba para no volver. Su familia en Estados Unidos era acaudalada. Me dijo que si quería ir a trabajar allá. Le agradecí y le dije no. Nos despedimos, nos abrazamos, me susurró: "Ven mañana, tengo algo para tí". Y así fue, me dio una carta de presentación con elogios excesivos a mi persona, dirigida a su amiga Margarita López Portillo, hermana del presidente de México, y directora de Radio, Televisión y Cinematografía. El fin: ubicarme en un trabajo bien pagado. Hacía dos meses, a esta distinguida señora, Kenneth, con otras personalidades, en el Carnegie Hall de Nueva York, le habían realizado un concierto-homenaje con la Orquesta Sinfónica Americana. Ella estaba muy agradecida. No le iba a negar nada. Le di las gracias, salí emocionado sólo porque yo sabía que tal vez no lo volvería a ver. ¿Era un amigo menos?
Con la carta en la mano, caminé por la avenida México. Margarita, la adorada hermana del presidente nunca me conocería. No fui a verla.
Ya lejos, en otros tiempos, recordé a Kenneth, sentí nostalgia por su ausencia, y le escribí a su casa de Beverly Hills. La respuesta: Una larga carta de cuatro páginas: Otra vez me agradecía mis artículos y me hablaba de las orquestas que en Europa había dirigido: La Orquesta Sinfónica de Londres, la Orquesta Nacional de Francia, la Orquesta de la Suisse Romana. Y tres discos: Uno decía en la portada: Skiscrapers/Kenneth Klein/London Symphony Orchestra/. El otro: New York Virtuosi/Kenneth Klein/conductor. Y Música Mexicana con la Orquesta Sinfónica Nacional de México. Todavía me emociona ese momento.
Después volví a saber: En la gira latinoamericana del Ballet Bolshoi con todas sus estrellas, Kenneth era el director de la orquesta y estaría en el auditorio nacional de la ciudad de México. No vino a Guadalajara. Y salían tres discos: Kenneth Klein con la Real Orquesta Filarmónica de Londres, con la Orquesta Filarmónica de Londres, y con la Orquesta Filarmónica de Moscú.
¿Qué haría uno en la vida sin los amigos, aunque sea, lejos, muy lejos?

Kenneth Klein y el célebre Ballet Bolshoi

Kenneth Klein y Carlos Esparza



Kenneth Klein, programa de concierto con la Sinfónica de Londres.

Kenneth Klein con la Orquesta Sinfónica de Londres
 
Grabación con la Orquesta Filarmóníca de Londres


Disco con la Orquesta Filarmónica de Moscú

A José Pagés Rebollar, en donde te encuentres

Querido Pepeel 4 de julio de este año 2011 cumplirás tres años de tu partida y hoy parece que no hubieras existido para nadie. Tus supuestos amigos seguramente perdieron la memoria. Nos dejaste tus trabajos periodísticos escritos con pasión y amor. Y aquellos tres libros. Tuviste, siempre te lo dije, verdadera conciencia del oficio nuestro, alejado de partidos políticos de dudosa moral que sólo han servido a los intereses de los poderosos. ¿Cómo olvidar tu conducta de hombre de bien con tus amigos, con quienes te solidarizabas sin esperar nada a cambio? Muchos de éllos simularon serlo para ver qué sacaban de tu bondad. Y siempre sacaron algo. Hoy, tu amigo que te extraña y te quiso como verdadero hermano, te recuerda como el hombre de bien al que las circunstancias de la vida no ayudaron para llegar a ser uno de los periodistas más importantes de este país.  Te extrañamos y te extrañaremos siempre.
Un abrazo en donde te encuentres. 
Tu amigo.
Carlos.
                                                     
José Pagés Rebollar con Carlos Esparza
Letra de José Pagés Rebollar
José Pagés Rebollar abraza al gran Armillita.

jueves, 10 de marzo de 2011

Sandor y Bartók


Béla Bartók es uno de los compositores más notables de Hungría. En sus obras para piano escogió principalmente a un intérprete: Georgy Sandor, su ex alumno.
A Sandor lo conocí en la década del 70. Hombre educado, hablaba bien el español. Serio, solemne, elegante, parecía una estampa antigua. Por su obra pedagógica musical, por su talento y sensibilidad interpretativa, se convirtió en una leyenda del mundo pianístico. Hoy es prestigioso para un pianista decir que tomó cursos de perfeccionamiento musical con él.
Cuando evoco a Sandor, veo su generosidad por permitirme, sin restricciones, saber de su vida de artista.
Una bella tarde le acompañé a revisar el Teatro Degollado, en donde esa noche daría un recital pianístico. Ya en la bella sala, sólo él y yo, dirigió su vista a la planta baja, a los palcos, movió su ojos hacia galería, lugar de los verdaderos amantes de la música. Caminamos de frente, el piano estaba a nuestra vista y, junto, un mozo barría el escenario. Y ocurrió lo inevitable, el empleado se le quedó viendo al Steinway, y entonces el piano sufrió la profanación más humillante: los dedos que antes sostuvieron la escoba, tocaron, mancillaron dos teclas. Fue como si a Sandor se le hubiera encajado una aguja. Reaccionó, gritó: "¡Deje eso, no lo haga!". El profanador se escabulló. Desde entonces, reafirmé mi creencia y respeto por los objetos sagrados.
Hoy lamento no haber preguntado a Sandor, a Demus y a Zabaleta, sus impresiones de los años de angustia que fueron los de la segunda guerra mundial. Hitler, sin excepción, asaltó a todos. Como Herodes, violento, asesinaba a quien se le cruzara en su camino.
Fecha triste el jueves 15 de diciembre de 2005, a la edad de 93 años Georgy Sandor se fue al cielo, a tocar el piano al lado de los ángeles. Se encontró seguramente con Béla Bartók que, inquieto, esperaba impaciente a su ex alumno.
Sueño que estoy en un hermoso teatro y mi amigo Georgy Sandor interpreta el concierto número 2 de su maestro.

 
Letra de Georgy Sandor

miércoles, 9 de marzo de 2011

Demus, el Pianista

Jörg Demus, el último gran pianista clásico, nacido en 1928, en St. Pölten, Austria, cumple 80 años y tengo que celebrarlo.
Los artistas que difunden su arte por el mundo no tienen casa fija, habitan en hoteles, en casas de amigos, semejantes a los trovadores de la edad media, me decía Jörg, aquella ocasión que fui a entrevistarlo para una revista cultural, aquí en Guadalajara. Eran los años 70.
Y de ahí en adelante, cada visita que hacía a nuestra ciudad, nos saludábamos con afecto, compartíamos un poco de nuestro tiempo, y así fue surgiendo una amistad lejana, pero firme y que me conmueve.
Hace muchos años, con mis hijos pequeños fuimos a visitarlo, y al verlos, Jörg le hizo un cariño a Carlitos, y recordó que él había participado en el coro de los Niños Cantores de Viena. Me lo imaginé, me lo imagino, niño, niño bonito, con el traje tradicional de los cantores.
En otro tiempo, supe de su presencia, le busqué y quedamos de vernos al día siguiente. Desayunamos y me pidió que le acompañara al ensayo de las 12 horas con la Orquesta Sinfónica de Guadalajara, en el Teatro Degollado. Llegamos a tiempo, nos metimos a su camerino y mientras me daba su impresión sobre la vida musical en algunos países de Europa, escuchamos que la orquesta iniciaba el concierto número 5 para piano y orquesta de Beethoven, sin solista. Me miró sorprendido y echó a correr. Lo llamaban.
En 1970, bicentenario del nacimiento de Ludwig Van Beethoven, en Alemania, Jörg Demus y Paul Badura-Skoda fueron los pianistas que tocaron las sonatas del compositor nativo de Bonn, en homenaje y en recuerdo del memorable acontecimiento.
Beethoven es entrañable para mí, antes de irme de este mundo, me gustaría volver a escuchar sus 32 sonatas para piano, interpretadas por Jörg Demus.
En su cumpleaños 80, en su gira de despedida, Jörg realizó un concierto con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Nuevo León.
Vi sus fotos: Cansado, encorvado, con muchos años a cuestas.
Aunque no me guste, el tiempo es inexorable, lo sé.
La vida del gran artista austriaco, hasta hoy, cumple una tarea de cultura musical de primer nivel.
La misión se ha cumplido. Hombres como Jörg, iluminan este mundo oscurecido por la barbarie.
El ser humano, para justificar su existencia, debe cumplir una tarea con la sociedad.
Mal, mal hace aquel cuya vida va por los caminos de la discordia, la ambición y el poder.

Demus en su despedida en México

Jörg Demus con Carlos Esparza
Demus al piano

Zabaleta, Arte Inigualable


Nicanor Zabaleta fue un artista lleno de signficados que me acompañará siempre. Los recuerdos se agolpan: Fue de pequeño, yo no pasaba de los diez años cuando lo conocí en la década de los 60. Mi padre me llevó, tomado de la mano, al Palacio de Bellas Artes, en la ciudad de México. En ese hermoso teatro, por primera vez  le escuché tocar su arpa. De niño se me salían las lágrimas cuando la música me conmovía. No lo podía evitar. Mi padre, de soslayo, me observaba, y sé que le gustaba que la música me llegara al corazón. Alguna vez, disimuladamente, me daba su blanquísimo pañuelo.

TRATO EXQUISITO
Nicanor Zabaleta era un hombre de trato exquisito, amable, no tenía el carácter agresivo e insolente de algunos españoles tradicionales que conservan la mente ancestral de conquistadores del mundo y ven menos a quienes no son de su patria. Zabaleta fue un hombre educado. Le vi, atendía casi paternalmente, con esmero, a quien se le acercara. Esa es un virtud, un don de los grandes hombres, entre más importantes, más sencillos.

ESPAÑOL DEL MUNDO
Zabaleta nació en San Sebastián, España, el 7 de enero de 1907. En París, en 1926, dio su primer concierto. En Puerto Rico, en 1950, en un recital conoció a Graciela Torres, con quien casó después. Fue un viajero incansable, visitó casi todos los países difundiendo su arte inigualable. Y tocó, acompañado por las mejores orquestas. Las obras maestras del siglo XVIII rejuvenecieron en sus dedos, en sus manos, en su arpa.

ENCUENTROS
Mis encuentros con el célebre arpista fueron en sus repetidas visitas a México, antes y después de sus presentaciones en el Palacio de Bellas Artes, en la ciudad de México, y en el Teatro Degollado, en la ciudad de Guadalajara. Era un privilegio y una alegría platicar con él. Me invitaba a sus ensayos, a sus conciertos, y al principio y al final, me pedía con amabilidad que le ayudara a mover su arpa. Entre los dos, con delicadeza, cargábamos el instrumento. Un día, después de muchos años de tratarnos, me sorprendió: Sacó de un sobre una pequeña fotografía, que me dijo cargó algún tiempo y que le gustaba mucho. La guardaba para mí. Le abracé, nos abrazamos.

EL MEJOR ARPISTA DEL MUNDO
El maestro Zabaleta, considerado en su tiempo por la crítica especializada el mejor arpista del mundo, recibió el afecto y el reconocimiento de los más grandes compositores del siglo XX: Joaquín Rodrigo, su compatriota, le hizo la transcripción para arpa de su famoso Concierto de Aranjuez. Heitor Villa-Lobos, Alberto Ginastera, Darius Milhaud, Walter Piston y Ernst Krenek, escribieron obras especialmente para que Zabaleta las interpretara.

POCA DIFUSION DEL ARPA
El arpa no es tan popular como el violín y el piano, -es verdad, tuvo su tiempo y su gloria-, sin embargo, actualmente tiene sus seguidores. Me encanta, me parece un instrumeno de expresión refinada, tierna y emotiva.

AYUDAR A CRECER
Existen figuras, como es el caso de Nicanor Zabaleta, que me ayudaron a formarme en educación y a crecer en espíritu. Las circunstancias de la vida me ubicaron, primero, en mi niñez y adolescencia como oyente, después en mi juventud y madurez como periodista y amigo, frente a un hombre que con su arte fue capaz de conmover a multitudes. Nicanor Zabaleta fue un ser humano de espíritu bellísimo.

AL CIELO
Todos tendremos que partir. Iremos al cielo o al infierno. Nicanor Zabaleta se fue al cielo a tocar el arpa con los ángeles, el 31 de marzo de 1993. Murió en Puerto Rico, la tierra que amó, de la mujer que amó.


LA HERENCIA
Nos queda de Nicanor Zabaleta su arte inigualable en una inmensa discografía. Evocamos su presencia de hombre bondadoso, caminante incansable por los senderos del mundo, tocando maravillosamente su arpa.

Y esa amistad, hermosa e inolvidable.
Letra de Nicanor Zabaleta