domingo, 5 de febrero de 2012

DIOS NOS PROTEGIÓ A TODOS: ANA QUILIA

Por CARLOS ESPARZA
Ana Quilia Cifuentes, sobreviviente
del terremoto.

ARMENIA, Colombia.- Esta hermosa ciudad fue golpeada por un terremoto de 6.4 grados en la Escala de Richter el lunes 25 de enero de 1999 a las 13:19 horas. Ana Quilia Cifuentes Valencia se estremece al recordar ese día en el que estuvo a punto de perder la vida: “Nuestra casa era de dos pisos, me encontraba en el piso de abajo, tranquila, lista para servir almuerzo, tenía una niña que me ayudaba y entonces le dije ´ve calando los frijoles´. También estaba una sobrina viendo la telenovela Padres e Hijos. En ese instante que nunca he podido olvidar, fue cuando sentí un rumor, como cuando vienen camiones, un ruido horrible que nos arrollaba y entonces les dije ´muchachitas vamos a la puerta de mi alcoba´ y empezamos a rezar ´Santo Dios, Santo inmortal´, mientras desesperados los niños gritaban. La empleadita era muy tímida y no se movía a pesar de que le gritaba que se viniera con nosotras, mientras todo en la casa estaba cayendo, temblando corrí, cogí a la niña y la metí en donde estábamos. Sobre mi cabeza caía el cielo raso y es cuando la casa se vino abajo, yo sentía que las paredes me rozaban la mejilla y es cuando sentí muy cerca la muerte. Les decía a las niñas ´recen hijitas´, mientras seguían gritando y entonces de repente se hizo un silencio profundo. Después escuchamos las alarmas. Estábamos enterradas, desesperadas, esperando que nos rescataran. En ese silencio fue cuando la nietecita, hija de Amparo, dijo ´ahí hay una lucecita´ y no sé cómo subió, despejó y salió y nos empezó a dar la mano, así salvamos milagrosamente nuestras vidas”.
"Yo tenía el Salmo 91".
Expresiva, con cerca de 90 años, Doña Quilia relata: “En nuestra casa hubo atrapados, estábamos cinco personas arriba y cinco personas abajo. Con la ayuda de los vecinos fue rescatado mi hijo que había quedado atrapado por las piernas entre los escombros del piso de arriba. Salvo mi nieta que tuvo una lesión en el tendón de Aquiles y fue curada sin costo por un noble doctor de Bogotá, todos salimos ilesos por la gracia de Dios. Este terremoto no empezó suave, sino llegó durísimo. Hubo muchos daños, el cuartel de policía y el cuartel de bomberos cayeron quedando atrapados todos los policías y bomberos. Yo tenía el Salmo 91 pegado en la puerta de mi alcoba, la providencia fue la que nos salvó. Vivo porque Dios nos protegió a todos”.

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