domingo, 5 de febrero de 2012

EL DOLOR, FAMILIAR, NO COLECTIVO


POR CARLOS ESPARZA
Bernardo Vallejo Rodríguez, ya 
laboraba en aquella época en el Cementerio.

ARMENIA, Colombia.- Con el temblor del lunes 25 de enero de 1999, de un momento a otro cambió el mundo para miles de habitantes de esta ciudad. Bernardo Vallejo Rodríguez, administrador del Parque Cementerio Jardines de Armenia, propiedad de la Diócesis de la localidad, con voz pausada recuerda escenas de aquel trágico día que enlutó a cientos de armeritas: “Nosotros éramos responsables del único panteón en la ciudad, teníamos encima el dolor colectivo producido por el terremoto, y de repente tuvimos que asumir la responsabilidad de la inhumación de todos los muertos que llegaban en féretros de todo tipo. No pudimos utilizar el horno crematorio porque quedó fuera de servicio provocado por un muro que se cayó rompiendo la tubería del gas que lo alimenta. Todos los cadáveres fueron inhumándose como iban llegando, los que no alcanzaron a enterrarse ese día se depositaron en las sillas de nuestra capilla esperando al día siguiente. Nos sentíamos impotentes para prestar el servicio. Actualmente tenemos personas enterradas en las fosas comunes, allí están muy quietecitos, esos llevan ya once años, porque no hemos tenido la necesidad de exhumarlos”.
EL DOLOR, DE POCOS
Fosa Común.

Continúa: “Fue muy duro ver el dolor de los familiares de los seres que fallecieron, hubo historias muy conmovedoras, sin embargo el tiempo es el mejor amigo para curar todos los dolores, pero en realidad cada familia es la que siente verdaderamente el dolor, no la colectividad. Hubo personas que les fue muy mal porque se les acabó padres, hijos y abuelos. Las víctimas de la tragedia fueron principalmente la gente más pobre que vivía en el sur de la ciudad y también en el centro. En el norte que vive la gente pudiente casi no sucedió nada”.

LOS OPORTUNISTAS
Tumba de la monja Luz Stella.

Vallejo Rodríguez subraya: “Es cierto que la inversión llegó a Armenia después del terremoto, pero también llegaron muchas personas de fuera, extrañas, oportunistas que se hicieron pasar por damnificados y lograron obtener casa aquí, y a gente que en realidad se le cayó su casita, allí continúa esperando sin respuesta, eso siempre sucede en todas las tragedias de este tipo. Aquí hemos tenido varios terremotos sin consecuencias, nunca nos esperamos un terremoto de esa magnitud que acabó por completo, entre muchas otras edificaciones, con el barrio de La Brasilia que era casi nuevo, pero mal construido”.

MICROTRÁFICO
Vallejo Rodríguez finaliza con una opinión sobre la ciudad de hoy: “Armenia está creciendo hacia el sur, hay muchos barrios nuevos, desgraciadamente ya están muy afectados por el microtráfico. Aquí hace falta inversión para crear industria que genere suficientes fuentes de trabajo, ahora bastante limitadas, a pesar de las inversiones que se pueden apreciar, pero que no alcanza para todos”.

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