DESDE ARGENTINA
LUCAS SEBASTIÁN ASENJO
CARTA A PAPÁ
DESAPARECIDO
Hola Pa: Al final no nos vimos, no nos dejaron. Me gusta pensar que el día en que el terrorismo de Estado te llevó de casa, tocaste la panza de mamá y ahí nos tocamos. Aunque no sé si fue así, prefiero creerlo. Me gusta el nombre que elegiste, Lucas. Como escribió Armando Tejeda Gómez: lo llamaremos Lucas porque me suena a mucho.
La vida es tan rebuscada que recién a los 25 años me enteré que eras mi papá y después de batallar en la justicia muchos años, ahora llevo tu apellido, Asenjo.
Te quería contar que te extraño, incluso antes de saber la verdad, porque hay ausencias que se hacen sentir, que tienen su peso.
Las cosas que no compartimos, que nos robaron, las invento, paseos, juegos, plazas, música, asados, yo que sé, las cosas cotidianas. Trato de hacer todo eso con mis hijas Renata y Lola, te hubiera encantado conocerlas, seguro tienen algo tuyo. Desde hace ya unos años, cosas tuyas aparecen para mostrar un poquito más de vos. Brenda, mi compañera, dice que sos vos que andas por ahí dejándolas para que las encontremos y a mí me causa gracia porque me imagino un angelito de la guarda con barba. Desde que leí esas cartas que le escribiste a la abuela Josefina, entendí muchas cosas de tu sentir. También descubrí que te habías tomado muy en serio tu trabajo de corresponsal del diario El Mundo porque te quejaste de que nadie te decía nada por tus notas. No sabes lo difícil que es encontrarlas hoy.
A través de tu legajo laboral de Vialidad Nacional pude saber de tus trabajos anteriores y ver tu huella digital que para mí fue un montón, tremendo símbolo de identidad para alguien que la está reconstruyendo.
Yo ya tengo más de los 37 que vos pudiste tener. Eso me causa sensaciones encontradas, pero son tema para otra carta.
Te quiero mucho.
Nos seguiremos encontrando, sin vernos, sin tocarnos, militando, amando, en definitiva, viviendo.
Lucas.
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