MÉXICO
IMPUNIDAD
Y COMPLICIDAD
Mientras se continúe fomentando la impunidad en México, es complicado y difícil que el país tenga un mejor desarrollo como sociedad. Sin justicia sólo encontraremos una delincuencia más fuerte y más peligrosa. Los grandes delincuentes de México están en libertad. Los expresidentes Zedillo, Fox, Salinas, Calderón y Peña Nieto son muestra de la impunidad sin límite de la que pueden disfrutar los saqueadores de la riqueza nacional. Dicen que el buen juez por su casa empieza. López Obrador, un buen presidente con sus claroscuros, no se atrevió a tocarlos. México es un país que ha perdido la tranquilidad. Las noticias de impunidad, desapariciones y asesinatos son parte de nuestro vivir. Ejemplos sobran. Nos enteramos que Enrique Alfaro, gobernador saliente de Jalisco, tiene una vida principesca en Europa y hoy por algunos medios de comunicación es acusado de solapar a poderosos cárteles. Este personaje fue indolente ante las denuncias de familiares de desaparecidos, actitud sospechosa que favoreció el fortalecimiento de grupos criminales para actuar impunemente. Hace días se hizo público un caso de terror: madres buscadoras se internaron en un rancho del municipio de Teuchitlán y encontraron una montaña de ropa de hombre y hornos en donde se cremaron cuerpos durante muchos años. Queda apuntar que Jalisco no es un Estado de excepción en este aspecto, en todos los estados del país existen hornos crematorios clandestinos del crimen organizado. Las autoridades sí conocen su existencia, pero no actúan. Las cifra escandalosa de secuestrados y desaparecidos en México es de 123,808 personas, según dato oficial. En la mayoría de los casos de desaparición forzada nunca se volverá a saber de aquellas personas que cayeron en las redes de las grandes mafias delincuenciales. Esto sucede porque existe complicidad de las autoridades municipales, estatales y federales con la delincuencia. En este laberinto de corrupción sin fin, es deseable que México encuentre el camino de la paz y la justicia. Lejos de la impunidad que protege a políticos delincuentes y a las organizaciones criminales que cada día son más poderosas, sanguinarias, peligrosas e intocables. Como ocurrió en Jalisco en los sexenios del asesinado exgobernador Aristóteles Sandoval y el tristemente célebre Enrique Alfaro.
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